Quizá soy un poco romántica o ingenua, pero aún hoy en día me sorprende como en diálogos cotidianos surgen ideas que nosotros no habíamos visto y, literal, nos abre a posibilidades que no habíamos contemplado.
Recién les conté como mi visita al territorio del Yukón me había abierto la mente a otras formas de vida, pero para ello tuve que viajar más de seis mil kilómetros. En esta ocasión hablo de ideas que, incluso a veces, surgen al azar o de conversaciones casuales.
Hace un par de años una pareja de amigos se mudó a otra ciudad, empezaban una vida nueva y uno de ellos quería explorar la posibilidad de abrir su negocio de catering entregando comidas a oficinas. Sin embargo, él estaba batallando con la idea de aventarse el compromiso de todos los días cuando no tenía muy claro cómo sería ponerlo en práctica. En una conversación conmigo se me ocurrió preguntarle ¿qué pasaría si empezarás por ofrecer el servicio dos días a la semana?, ¡bam! Esa idea le abrió la posibilidad de empezar de a poco y luego ir creciendo el negocio, el cual concretó con excelentes resultados.
O la de la amiga que estaba por remodelar su casa y junto con su marido pensaban en tirar paredes para cambiar recámaras por cocina y en una cena una amiga les preguntó ¿y si dejan el espacio igual y construyen arriba la cocina? ¡bam! En ese momento el plano perfecto surgió en sus cabezas y les quedó divina su casa.
O como yo me peleaba por escribir un programa de Coaching en Word hasta que mi Coach me pregunto ¿Si lo tuyo es el Excel por qué no lo haces en ese programa? ¡bam¡ en Excel surgió casi de inmediato.
Siendo honestos, ninguna de las preguntas que les acabo de contar es producto de grandes investigaciones. Es casi sentido común, que cuando estamos dándole vueltas a la misma situación simplemente no vemos. A mí todavía me sorprende cuando surgen estas ideas que cambian rumbos, por ello me gusta estar atentas a esas conversaciones donde alguien está exponiendo un reto, y preguntar lo primero que se me ocurra o incluso compartir mis propios retos, porque en unas de esas, ¡pum! alguien hace preguntas casuales que generan ideas geniales.
¿Y si preguntas?
¿Y si…sí?