Contaba con cuatros años cuando nos montamos cinco adultos y cinco niñas en el recién estrenado auto de mamá. En un fin de semana largo nos lanzamos de la Ciudad de México en un road trip a San Juan de los Lagos, Guadalajara y Morelia. Recuerdo poco, pero estoy segura de que a la vuelta del viaje todos mirábamos distinto.
A unas semanas que terminarán mi contrato en la empresa que trabajé por más de veinte años, sonaba descabellado ausentarme unos días, pero eso días lejos de mis actividades habituales me ayudaron a evaluar la situación, agradecer por lo bueno y empezar a diseñar futuro.
Viajar me permite conocer lugares distintos y experimentar cosas nuevas, pero también me permite tomar distancia de la vida que se queda en pausa en la ciudad en donde vivo y con otros aires, las cosas se miran distinto. Me ha pasado también que si viajo acompañada la relación con las personas que me acompañan se recalibra.
A mí la rutina me envuelve en la mecanicidad, hacer de forma regular algunas actividades me lleva a perder atención, incluso en detalles como un abrazo o un buenos días, pero viajando mis sentidos están alertas y entonces pongo foco, hasta en esos detalles.
Para contactar con estos beneficios no es necesario alejarme muchos kilómetros ni muchos días, claro que cuanto más lejos y más tiempo me voy, cuento con mayor espacio para re- pensar y acomodar, sin embargo, logro el mismo efecto aun saliendo un día o en mi propia ciudad cuando me aventuro a lugares nuevos.
Mucho tiene que ver con salirme de lo cotidiano, cuando viajo se me activan ojos de presencia y mi cerebro está alerta para tomar decisiones, incluso simples como dónde y que comer, estando en casa son decisiones que tomo en forma automática.
Cuando estoy inmersa en un problema o tengo una situación a resolver esta distancia que me dan los viajes me permite verlo de otra forma, es tomarme un tiempo para pensar. Siempre que me muevo, algo se mueve en mí y en mi entorno, cuando regreso nunca soy la misma, y esa nueva visión me da la distancia para mirar distinto y al hacerlo, puedo solucionar de formas que antes no se me hubieran ocurrido, le llaman creatividad.
¿Y si viajas?
¿Y si…sí?
"5 bloqueos que no te permiten reinventarte profesionalmente cuando estás por llegar a los 50"
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