Mirar distinto

Otra vez se rompió mi pulsera. Bueno, en realidad después de que se me rompió la pulsera que mis padres me habían regalado en mi cumpleaños (mira el post anterior) fui a comprarme una igualita.

Si la primera pulsera se me había roto, ¿Qué me hizo pensar que si me compraba una nueva igualita no se  iba a romper? En ese momento no lo pensé, solo que como me gustaba tanto fui y me la compré, por supuesto pasó poco tiempo para que también se me rompiera la nueva.

Esta vez, en lugar de enojarme me puse a pensar en cuantas veces repito y repito acciones que no dan resultado, pero que vuelvo a intentar de la misma forma. Como cuando insisto en hacer ejercicio inscribiéndome al gimnasio pagando un año por adelantado; o cuando me apunto a cursos seriados de yoga para asistir los domingos por la mañana y que ni a uno ni a otro termino de acudir.

Y no, no es que haya claudicado yo de estas actividades, es que es evidente que la forma de abordarlas anteriormente no ha funcionado y que mientras seguí insistiendo de esa manera el resultado era el mismo. Pensando en ellas me daba cuenta que el asunto es que buscaba cambios drásticos en mi rutina diaria de un día para otro y que la misma ley de la resistencia (así le llamo yo) me devuelve con la misma intensidad al punto original.

Entonces descubrí que el asunto no es claudicar, el asunto es la forma de mirar la situación y lo que yo pienso de ella. Como cuando finalmente logré tomar clases regulares de yoga: encontré un horario libre entre salir de trabajar y mi sesión de terapia de los martes. Luego localicé un lugar que quedaba en ruta de estas dos actividades, además podía pagar por clase y quizá el punto más importante fue acomodar las expectativas. No, en un mes de yoga no me iba a parar de cabeza, además, en lugar de obligar a mi cuerpo y compararlo, le cambié el nombre a una cita semanal con mi cuerpo, para conocerlo y aprender de él. Así pase a hacerlo de forma regular e incorporarlo a mi vida.

Y con el ejercicio, bueno, desempolvé la bici fija que tenía en casa y comencé a levantarme 15 minutos antes por la mañana. Cuando logré incorporar esos minutos en mi rutina empecé a sumar más minutos y hasta otras actividades. A veces incluso lo hago en pijama o duermo con la ropa deportiva, más fácil para mi imposible. Y ahora veo estos ejercicios matutinos como el mantenimiento mínimo a mi cuerpo.

En ambos casos mire de forma distinta estas actividades, encontré la razón real y profunda de querer hacerlas sumando a formas sencillas de incorporarlas a mi rutina me permitieron conseguir mis objetivos.

¿Y si miras distinto?

¿Y si…sí?

Author: Coach Adrix

Soy Coach Adrix, te acompaño a reinventarte profesionalmente y conectar con tu segundo aire profesional.

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