
Este mes celebré un año más de vida, uno de los más retadores de esta década y mira que incluye una pandemia. A pesar de todas las complicaciones, agradecí el tener el trabajo de mis sueños que me ayudó a transitar por esos momentos adversos.
Muchos años pensé que la posición directiva que tenía en una empresa americana con excelentes prestaciones era tan bueno que dejarlo sería una locura. Que era tan afortunada que nunca iba a encontrar otro que me diera tanto y me hiciera tan feliz. No me malinterpretes ese trabajo fue el soñado hasta que ya no. Ahora sé que es una consecuencia natural de que al crecer obtienes nuevos gustos e intereses.
Sí, pasó. Volví a tener el trabajo de mis sueños. Al menos el que soñé en mi década de los 40. Que encima es mucho más gratificante de lo que pude haber pronosticado. Como Coach he tenido la fortuna de acompañar a mujeres y hombres fascinantes. Personas a las que les tengo una profunda admiración y respeto. Que encima me siento muy honrada de que me hayan permitido trabajar con ellos.
Soñado también, porque día con día veo como mis talentos están al servicio de mi profesión actual y que además me obliga a aprender de forma continua para seguir adelante. Que me ha dado el gusto de conocer a colegas y maestros que me acompañan y enseñan.
Tras tantos años ceñida a un horario de 9 a 6 dentro de una empresa, me costó imaginar un trabajo alineado al estilo de vida que deseaba. Por eso comprendo a mis clientes cuando al principio de sus procesos no lo pueden visualizar. Yo soy un individuo más de los muchos que he conocido en mi nueva profesión. Me alegra, porque a más ejemplos de que el trabajo se adapta a la vida que deseas y no al revés ayudan a otros a crear el suyo.
Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, este trabajo me condujo a otra vocación: la escritura. Hasta que arranqué mi negocio de Coaching y empecé con el blog, que ya cuenta con 209 posts (sí, doscientos nueve). Gracias a este trabajo me animé a escribir un libro que acabé presentando en la Feria Internacional del Libro más importante de habla hispana, la FIL de Guadalajara. Maravilloso que una de mis actividades principales sea escribir. ¿Ya te subscribiste al newsletter?
Por supuesto que este trabajo también tiene sus retos, no todo es luz y risas. Sin embargo, los desafíos que me presenta me hacen sentir viva y con ganas de aprender más, algo que había olvidado.
Lo mejor de todo es que una vez que volví a tener el trabajo de mis sueños, sé con certeza que si un día este deja de serlo puedo aspirar a crear otro igual de gratificante. Porque lo complicado es reinventarse la primera vez que en las que siguen uno ya trae experiencia.
¿Y si aspiras al trabajo de tus sueños?
¿Y si…sí?
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