
Hace poco hice una pequeña fiesta en mi casa para festejar mi cumpleaños. Me conozco bastante bien y sé que mis habilidades no están en la cocina, por lo que siempre que tengo invitados en casa el encontrar qué servir de comer es un reto personal grande.
Afortunadamente entre mis amigos cuento con varios aficionados a la cocina, así que en esta ocasión le pedí ayuda a un amigo quien me sugirió un menú de botanas, quesos y carnes frías. La idea me pareció muy buena y nos dimos a la tarea de hacer las compras necesarias.
Hasta el momento que empezamos a montar la mesa tipo buffet y desplegar los alimentos comprados empezamos a darnos cuenta que habíamos comprado mucha comida, aun así la servimos y esperamos a que los invitados asistieran con mucha hambre jeje.
La fiesta estuvo muy buena, al término de la misma y aun y cuando compartí algo de comida con mis amigos quedo mucha comida, tal cantidad que quise organizar lo que acá llamamos el recalentado (ir al día siguiente a comer la comida de la fiesta y como se vuelve a calentar le llamamos en México recalentado) sin embargo ya no fue posible concretarlo.
Así me encontraba yo a punto de empezar mi jornada laboral con mi refrigerador lleno de alimentos que no consumo habitualmente cuando me pregunte ¿qué hago con lo que tengo?
Las respuestas llegaron. Contaba con semillas, frutas y berries, así que solo agregué leche de almendras y diariamente me hice un saludable smoothie. La tortilla española me la desayuné cada día de esa semana. A la ensalada cada día le agregué una variedad de queso y tuve comida, igual para toda la semana. El pastel y algunos otros alimentos lo compartí con mis compañeros de oficina. Y de lo que quedó el siguiente sábado un pequeño grupo de amigos celebramos a una amiga con quesos y carnes frías.
Contenta con la forma en la que había solucionado la situación se los platicaba a unos amigos y caía en la cuenta que así justo es como en los últimos años he transitado en la vida. Así, con los talentos que cuento, con esas fortalezas, compartiendo y pidiendo ayuda en áreas en las que no soy tan buena. Así, para sacar la mejor versión de mí y más aún para andar caminando por la vida más plena y más feliz.
¿Y si usas tus talentos?
¿Y si…sí?
"5 bloqueos que no te permiten reinventarte profesionalmente cuando estás por llegar a los 50"
Descarga el e-book