Ha pasado el primer año de mi década de los cincuentas, sonando a un lugar común, pasó rápido y de mi lista de #50enlos50tas avancé solo el 36%, a pesar de que unos meses antes diseñé el plan, calendario, presupuesto y empecé a cumplirlas a toda velocidad en mis primeras semanas como cincuentona.
Con el plan en marcha y concretándolo de acuerdo con el calendario, vinieron unos cambios importantes en mi vida, esos no estaban planeados y el periodo de duelo me sacó de ritmo, cuando quise retomar la lista me encontré con prisas, intentado palomear las actividades a toda velocidad, hasta que me di cuenta de que, de seguir así, terminaría en tiempo, pero sin disfrutarlo y perdiéndome de la magia que empezaba a experimentar.
Como sucedió con la meditación guiada, la cual yo imaginaba reuniendo a un grupo de amigos y conocidos, pero el destino me puso delante de trescientas mujeres en la localidad de Tlapa, Guerrero, a las que tuve el honor de dirigir por el sendero de “el gozo de ser yo”, o la aparición de Molo y su moto en Myamar para llevarme a dar mi primer paseo en ese vehículo.
Y otras que, a pesar de haberse completado, los resultados no dependieron de mí, como la participación que grabé para un congreso virtual de coaching, pero que nunca se publicó. O la fallida colecta de cobijas en la que recabé pocas y que en la entrega no encontrábamos a quien donárselas.
Y en otras más me pasé, como llegar a visitar 55 países, cinco más de lo planeado, aprovechando que surgió un tiempo sabático en mi vida que utilicé para viajar tanto como me fue posible o que en lugar de hacer un ebook recolectando post del blog, me inscribí a un taller literario en el que estoy por terminar de escribir una historia de largo aliento sobre mi vida, y mi camino tortuoso por las dietas y el sobrepeso, la cual podría ser publicada.
Los aprendizajes de #50enlos50tas han sido varios: soltar el control, no perder la capacidad de disfrute en aras de cumplir una tarea, ser flexible ante los cambios y no exigirme de más, porque en realidad no hay ninguna prisa en completar las actividades y ahora puedo aprovechar para extender los festejos de llegar a esta década por un tiempo mayor a doce meses.
Para mí es importante hacer este cambio, ya que años me pasé enfocada en completar tareas, en algunos momentos hasta di mi vida por ellas, olvidando la razón por la cual las estaba haciendo, así que a mis 51 años he decido rendirme al gozo, seguiré trabajando en completar la lista y muchas otras cosas que quiero lograr en mi vida, pero si no hay placer, ¿qué caso tiene?
¿Y si gozas?
¿Y si…sí?
P. D. Si quieres seguir los avances, te comparto el enlace.
"5 bloqueos que no te permiten reinventarte profesionalmente cuando estás por llegar a los 50"
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