Cuando toca reinventarnos

Mi año calendario, que está por concluir, ha sido uno de los más movidos de mi vida. De los doce meses pasé más de tres viajando (noventa y cinco días para ser exacta). Conocí once países nuevos y hubo varias roturas de relaciones. Empezando por las del trabajo en el que estuve veinte años y que requirió un periodo de duelo más algunas personas cercanas que se alejaron.
Siento que este año me dio un fuerte empujón en la vida. Por fortuna para adelante. Todas las experiencias vividas me movieron, soy yo, pero de una forma distinta y en el balance final, me siento contenta y satisfecha.
Fue un año de cambios importantes y de muchos descubrimientos. Tras treinta años en trabajos corporativos me di tiempo para un sabático. Con un montón de tiempo libre empecé con curiosidad a analizar mis actividades, gustos y rutinas. Fue como darme un reseat, un reiniciar mi propia computadora personal, con los mismos programas, pero buscando como usarlos de forma distinta. Una especie de reinvención.
De broma digo que migré del Excel que usaba en mi trabajo como contadora al Word con la escritura del libro que estoy por terminar, ambos programas ya habitaban en mí, pero ahora los utilizo de forma distinta. Y como me dijo una acertada maestra coach, no es empezar de cero porque toda mi experiencia anterior me respalda, y ahora está al servicio de esta nueva aventura. Confieso que mi equipo tardo un rato en reiniciar, mi maquina se quedó en pausa unas semanas (el duelo) en lo que, con la actualización veía cómo usarla.
Y creo que esto puede aplicar para los cambios importantes en nuestras vidas, no podemos desechar todo lo vivido ni aprendido, pero en algún momento tocará indagar como lo usamos en las nuevas circunstancias en la que estamos.
No soy la misma, sigo siendo yo, pero con un montón más de experiencias. De las cuales en la mayoría me di a la tarea de obtener aprendizajes, mis preguntas favoritas fueron ¿qué puedo aprender de esto? y ¿para qué me está pasando?, no creo en las casualidades y si en que lo que nos toca vivir tiene un motivo, así que me he dado el tiempo para indagar en ellas y hacer lo mejor posible en cada una.
Me siento un paso adelante, aunque todavía con un montón de cosas por perfeccionar, por lo que para este nuevo año que está por empezar, mi deseo al apagar las velitas del pastel será mucha presencia y conciencia para que cuando concluya haya crecido, sea más yo y me sienta todavía más a gusto conmigo, vivir en gozo le llamo.
¿Y si crecemos con el paso del tiempo?
¿Y si…sí?
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