Mi viaje favorito

Mi primer recuerdo de viaje es de cuando tenía 4 años de edad. Viajaba con mi abuela, mi madre y mis tres hermanas a Disneylandía, en California. En este viaje  lloré por horas enteras al no querer entrar a la boca de una ballena (ficticia). Cuando finalmente lograron que me subiera al pequeño barco y pasamos la ballena, recuerdo claramente a mi abue consolándome, y yo aprendiendo que en momentos de crisis siempre puedo contar con mi familia.

Unos años después hice una excursión con mi abue a Morelia, pasamos varios días en carretera conviviendo, ambas en nuestras versiones: más alegres y más ligeras. Recorrimos en autobús varios pueblitos de mi país. Esa aventura selló uno de los más grandes recuerdos de mi infancia y mi fascinación por viajar. No lo recuerdo bien pero estoy segura que ese fue el momento en que supe que dedicaría una buena parte de mi vida a viajar y desde entonces no he parado. Este año visité mi país número 41.

A mis 23 años viajé sola por primera vez con mi propio dinero a Europa. Lejos por más de un mes de mi familia y mi entorno me descubrí conociendo facetas de mí que no sabía que existían. Al principio estaba muy temerosa, pero conforme fueron pasando los días, cada vez me sentí más feliz, plena y libre. Hoy cada vez que hago un viaje contacto con esas sensaciones.

Cada viaje me ha mostrado, además de una parte del mundo, una parte de mí, que no es que esté escondida, es solo que lejos de casa me permite contactar con ella en su totalidad. Como en un viaje a París, en mis 30, con mi hermana y una amiga, donde ambas acabaron odiándome al aferrarme a cubrir un itinerario diseñado previamente por nosotras y que casi marcaba los horarios permitidos para ir al baño. Una de mis épocas de mayor control e inflexibilidad, en ese viaje lo pude ver con claridad.

Me gusta que en cada viaje las experiencias se magnifican al estar en presencia de mí. Fuera de la rutina mis sentidos se alertan. En algunos de esos viajes hasta me he enamorado. Una parte de mi corazón en algún tiempo se quedó en Irlanda, la distancia no lo hizo posible, pero me permitió reconocer ternura en mi propio ser.

Y me doy cuenta que de todos los viajes que hecho, mi viaje favorito es el viaje interior. Ese peregrinar a mi ser que me lleva a conocerme más. Las distancias y los kilómetros solo son el pretexto, es mi estado de presencia y gozo al viajar lo que me permite estar cada vez más a gusto conmigo. Ese estado con el que busco conectar todos los días en mi propia ciudad y cotidianeidad.

¿Y si haces un viaje interior?

¿Y si…sí?

Author: Coach Adrix

Soy Coach Adrix, te acompaño a reinventarte profesionalmente y conectar con tu segundo aire profesional.

4 thoughts

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.