Cuando éramos bebés no podíamos elegir, nuestras mamás tomaban todas las decisiones por nosotros, tuvieron que pasar varios años para que nos dejaran empezar a escoger el sabor del helado o la ropa que nos podríamos, tardamos un buen tiempo en ejercer por completo nuestra capacidad de elegir, a lo mejor y por ello no la tenemos tan aceitada y hasta dudamos un poco de ella.
Tampoco han ayudado ciertas frases aprendidas como: debo de o tengo que, y que usamos para pactar ante nosotros lo que nos toca hacer, estas muchas veces esconden las elecciones que estamos haciendo y que le atribuimos a otras personas o situaciones.
Habría que considerar también al entorno que nos condiciona a que por esas ganas de pertenecer o parecernos a otros elegimos cosas que ni nos gustan o que nos drenan tanto conseguir que si lo pensáramos bien no haríamos.
Creo que con todos estos antecedentes nuestra capacidad de elección es frágil, tan frágil que hasta le permitimos a nuestra mente (de forma inconsciente) que escoja pensamientos adversos, como si no tuviéramos elección.
Todo el tiempo estamos eligiendo, lo tengamos presente o no, lo que pasa es que a veces no nos gusta aceptar que nuestras elecciones no son las mejores y nos falta valor para aceptar que elegimos pasar tiempo en redes o viendo series y por eso no alcanzamos a concretar cosas que siempre decimos que vamos a hacer y no llegamos a ellas.
Tampoco nos sabemos responsabilizar de nuestras decisiones por eso culpar de nuestra situación a otros es deporte nacional, si mi jefe es terrible es él y no yo que decido seguir trabajando ahí o si tengo problemas económicos es el gobierno y no que no he aprendido a vivir con lo que tengo o buscar otras fuentes de ingresos. Esta pandemia también está develando las decisiones que hemos tomado en el pasado y que nos han colocado en el lugar donde estamos hoy.
Se nos olvida que podemos elegir nuestros pensamientos y con ellos nuestra vida, y no, no estoy hablando de soluciones mágicas o que solo por decretarlo ocurra, hablo de que, si elijo pensar que estamos ante una coyuntura única de crecimiento, estaré alerta y encontraré todas las oportunidades que confirmen ese pensamiento.
Este es un buen momento para dejar de dudar de nuestra capacidad de elección, de practicarla en consciencia y consecuencia de lo que sí queremos en nuestra vida. Es un buen momento para elegir estar bien y hacer de esta crisis una oportunidad, justo escribí de ello al principio de este año link.
¿Y si elijes en conciencia?
¿Y si…sí?
Si quieres aprender a identificar y cambiar pensamientos yo puedo ayudarte, escríbeme.
Te comparto la invitación al reto de 7 días para invitar el gozo en tu vida y el vídeo de la semana pasada.