
No me malinterpretes, no intento invitarte a regodearte en la tristeza y exaltarla al grado de sufrirla. Es una invitación a abrirnos a disfrutar esos momentos en los que esta emoción nos llama a hacer un alto. En el que toca ir hacia adentro a encontrar claridad. Ahí es donde es posible el gozo de la tristeza.
No te voy a mentir, incluso a mi me cuesta reconocer que no siempre estoy de buen humor, que no tengo energía ni ganas de reír. De pequeña escuche varias veces frases como “no estés triste, ponte a jugar” como una instrucción a hacer algo que de forma inmediata me sacara de esa sensación y cambiara mi estado de ánimo. La intención era buena, pero en el fondo me estaban enseñando a evitarla a costa de lo que fuera a no conectar con el Gozo de la tristeza.
Crecí creyendo que estar triste no estaba bien y que hasta era sinónimo de sufrir. Tarde en normalizar que esta emoción, como cualquier otra, se presentan para indicarme algo de mí que hay que atender. Algo que quizá mi mente paso de largo y que vale la pena identificar.
Está bien no estar bien.
De adulta he escuchado mucho la frase “está bien no estar bien”. Sin embargo la percibo como una forma de justificarnos por lo que estamos sintiendo además de seguir estigmatizando a la tristeza. Implicando que hay algo malo con ella y que no está bien sentir nuestras emociones.
Desde pequeña fui una niña muy sensible, eso en mi familia era sinónimo de debilidad y profecía de que me iría mal en la vida si no lograba revertir esa situación. En consecuencia, me construí una coraza para no dejar fluir mis emociones y eso solo me hizo creer que había algo malo conmigo porque en el fondo las seguía sintiendo.
Estas semanas he sentido mucha tristeza . En buena medida por el duelo de la vieja normalidad del que te escribí la semana pasada. Tristeza por no poder abrazar a los que quiero y por la situación mundial. Por fortuna no solo no la he reprimido, sino que me he dejado fluir en ella y llorar a moco tendido.
He sido amable conmigo y hasta me he preguntado ¿qué puedo hacer desde esta emoción?. Una de las respuestas fue escribir de ella para sumar a normalizar la conversación de las emociones. En particular de las mal llamadas negativas como la tristeza, el enojo o el miedo. Además para convidarte a evitar consolar o dar palabras de aliento que solo consiguen inhibir el sentimiento y truncar el proceso de quien la está viviendo.
También me ha servido para una mayor introspección. La cual me ha arrojado algo de claridad sobre como he estado viviendo esta etapa de confinamiento y de alguna forma sentando las bases para el siguiente año que también tendrá su grado de complejidad.
Una de las mejores partes de la película inmensamente es que muestran como la tristeza tiene una razón de ser y desmitifican la idea de que siempre hay que estar alegres. Si no la han visto te la recomiendo mucho, sobre todo si tienes hijos.
Vale la pena mencionar que aquí estoy escribiendo de conectar con esta emoción para transitar por ella en armonía y no de la depresión. Eso es algo distinto y en la que conviene conectar con un profesional para trabajar en ella.
El Gozo de la tristeza no significa reír y llorar al mismo tiempo. Por el contrario, tiene que ver con abrirte a la posibilidad de experimentarla como a ti te viene bien. Con expresarla sintiéndote a gusto contigo y que es a lo que yo llamo conectar con el Gozo de ser tú.
¿Y si te permites experimentar tristeza?
¿Y si…sí?
¿Sabes qué es posible sentirte a gusto contigo? Eso se llama Vivir en Gozo.
Es cuando te sientes a gusto en tu propia piel, tan a gusto que convives en armonía contigo y vives la vida de acuerdo con tu propio guion. link
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