Viajar ligero

Uno de mis mayores retos de simplificación en camino al minimalismo, que estoy emprendiendo, es hacer maleta para un viaje. Todas mis posesiones se ciñen a ese espacio, y a pesar de la posibilidad de ir comprando en el camino, al final solo tengo ese espacio, a menos que quiera complicarme la vida con equipaje extra.

Para mi más reciente viaje, la primera pregunta que me hice fue ¿Cuánto estoy dispuesta a cargar?, seamos realistas, por más ayuda que exista en algún punto tocará cargarla, en mi caso al ser un viaje de muchos trayectos sabía que me tocaría cargarla mucho, así que mi respuesta fue, -lo menos posible y solo lo indispensable-. Después me percaté que esa misma pregunta aplica a todas las áreas de mi vida, el viajar ligero es una preciosa analogía que aplica al viaje de la vida.

El ejercicio en conciencia fue muy interesante, la variedad de climas a los que me enfrentaba implicaba llevar ropa de calor y frío, me organicé y para mi sorpresa todo cabía en una maleta carry on. Sólo que no tuve el valor de llevarla y empaqué en la maleta grande. Mis excusas fueron que ya había pagado por ellas, que sería complicado administrarla y que no cabrían los souvenirs.

Y a pesar de toda la conciencia resulto que fue uno de los peores equipajes que he preparado en mi vida. Erré en los pronósticos de viaje. Llevaba más ropa de frío y casi siempre estuve ante climas calientes, los tres, sí, tres suéteres que llevé salieron sobrando, me tuve que comprar un par de prendas y en el camino acumulé algunas cosas que hicieron más pesada mi maleta y cada vez que subía escaleras con ella me lamentaba de haberla llevado.

Me di cuenta de que aún cargo mucho equipaje, de vida y viajes, en casa he depurado muchos espacios y sin embargo aún tengo muchas cosas que rara vez uso, que aún sigo siendo presa del ¿y si lo necesito algún día?. He planeado el mes de diciembre para hacer una segunda limpieza a profundidad de mis pertenencias, sabes, aprovechar el cierre de año calendario para sacar todo lo que ocupa espacio en mi casa, mi computadora y hasta en mi corazón y provocar un espacio más limpio y abierto para lo nuevo que estoy construyendo.

Mientras tanto estoy preparando una maleta para mi siguiente viaje, en el cual he decidido ir con la carry on, es igual de tres semanas con la ventaja de que todo es clima cálido y con los aprendizajes frescos ahora sí… viajaré ligero.

¿Y si viajas ligero?

¿Y si…sí?

Author: Coach Adrix

Soy Coach Adrix, te acompaño a reinventarte profesionalmente y conectar con tu segundo aire profesional.

4 thoughts

  1. Viajar ligero… que hermosa analogía me regalas, te veré con el carry-on en nuestra próxima aventura del Alma, también iré ligero. Confiando que aquello que no estoy cargando que quizá necesite el Universo me lo proveerá allí donde lo requiera… pero aún más confiado en el que lo que no estoy cargando es porque ya dejé conscientemente de hacerlo. Que el sistema propio nos rescate pues… 😉

  2. Muy cierto! A veces uno tiende a llevar muchas más cosas de las que necesita, por si acaso! Es sentarse y analizar si realmente es necesario y hacer la debida diligencia más en cuanto al clima, pero muy interesante lo que comentas!

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