El otro día iba de madrugada en un taxi rumbo al aeropuerto, esas son las pocas horas al día en que existe poco tráfico en la Ciudad de México, aprovechando la hora tomamos una avenida rápida que fluía bastante acelerada con apenas unos autos.
El chófer y yo veníamos en silencio en el taxi a una velocidad moderada en un carril de baja velocidad, de pronto y sin fijarse el taxista se cambió de carril metiéndosele a un auto que venía muy rápido, por lo que el otro auto tuvo que hacer una maniobra para esquivarnos, desde mi lugar de pasajero pude ver claramente como el error del taxista había sido eso, un error, al no ver venir a ese auto a alta velocidad.
El conductor del otro auto al mismo tiempo que hacía su maniobra por esquivarnos empezó a gritarnos, mi taxista al verlo decidió bajar la velocidad para evadirlo, sin embargo el otro auto disminuyó más su velocidad, bajó su cristal y nos gritaba, lo cual continuó por varios kilómetros.
Mi conductor subió su cristal, bajó aún más la velocidad y mantuvo su mirada en la vía sin siquiera voltear a ver al otro conductor, quien ya para ese momento aceleraba, frenaba, gritaba todavía más fuerte. Mi taxista no le respondió a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, el otro conductor en algún punto desistió y acabó por irse, casi seguro en algún momento se encontró alguien con quien pelear.
Viendo esta escena lo único que podía pensar es que para pelear se necesitan dos, si el taxista hubiera respondido a los insultos del otro conductor, seguro se bajan y llegan a los golpes, por lo que yo estaría describiendo esta historia en un juzgado.
Con este incidente vi claramente que cuando peleo estoy respondiendo a alguien (o alguien me está respondiendo) que en cada discusión o pleito que tengo, yo soy parte del conflicto y yo contribuyo al mismo. Asumiendo esa responsabilidad me puse a pensar con quién me había peleado recientemente y me pregunté: ¿Cómo estoy contribuyendo a ese pleito? Y vi claramente que para pelear se necesitan dos.
¿Y si dejas de pelear?
¿Y si…sí?
"5 bloqueos que no te permiten reinventarte profesionalmente cuando estás por llegar a los 50"
Descarga el e-book