
Siempre me ha gustado la sensación de sumergirme en el agua y conectar con ese vacío de ruido que se produce dentro. No importan los sonidos exteriores. En ese espacio es posible escuchar hasta los latidos de mi corazón. Silencio interior le llaman.
Tengo la sensación de que esta pandemia nos orilló a sumergirnos y conectar con nuestros propios pensamientos y emociones. Al quitarnos de golpe un montón del ruido con el que vivíamos de forma cotidiana como el tráfico, el parloteo en el lugar de trabajo, la prisa por llegar, las reuniones sociales. Al confinarnos a nuestra casa se redujeron muchos de los estímulos que nos mantenían en el afuera y que usábamos para evadirnos.
Algunos, todavía dentro de ese espacio, buscaron como escapar a esa invitación de la vida. Buscaron maratones de series o anotándose a cuanto curso se les presentó, tardaron, pero al final y por cuestiones de que se ha alargado en lugares como México, casi todos llegamos a esa cita.
Lo entiendo. Por años yo intenté por todos los medios huir de conectar con mi silencio interior, los atracones y la televisión fueron la fórmula perfecta. Y es que adentro mis pensamientos y emociones estaban muy revueltas. Llenas de conflicto donde siempre llegaba a las mismas conclusiones: hay algo malo conmigo y por más que haga, nada es suficiente.
Lo curioso de esa incomodidad es que me sumió en ese bucle de evasión. Para al mismo tiempo lanzarme a un viaje de búsqueda que me llevó a recorrer el mundo: literal y figurativo. Recorrí muchos países y probé cuanta oportunidad de crecer se me presentó: terapias, tarots, numerólogas, constelaciones, coachings y un largo etcétera.
Me dediqué a buscar qué había mal conmigo para que cuando lo descubriera me avocara a arreglarlo. Algo así como las dietas. Donde el problema era tener un cuerpo inadecuado y que había que arreglar con un régimen alimenticio. Tarde un rato, pero al final supe que por ahí no iba.
Hace sentido que no queramos conectar con ese silencio interior cuando adentro hay caos.
Sin ánimo de sonar simplista o del club de los optimistas puedo atestiguar que vale la pena ir adentro para acomodar hasta hacerlo un lugar, no solo habitable, sino en el que nos guste estar.
Caminos hay muchos y por fortuna a un clic de distancia. Lo que cuesta un poco más es armarse de valor para entrarle. En mi opinión si el mundo entero bajó el ritmo y la contingencia nos abrió esta invitación, es porque es el momento perfecto para echarnos el clavado y poner orden adentro. Como viajera experta te prometo que ese es el viaje más fascinante que podrás emprender. El asunto es armar la maleta y lanzarnos a él, al parecer los vientos están a favor.
¿Y si aceptas la invitación de conectar con tu silencio interior?
¿Y si…sí?

Tengo un par de espacios para el programa individual “Ruta al Gozo”, si sientes que es para ti, Escribeme a adrix@coachadrix.com.
O si quieres empezar con pequeños pasos el reto de 7 días para invitar al Gozo puede ponerte en la dirección que andas buscando. Acá la información link, empezamos el 1 de julio.
La La semana pasada platiqué sobre el Gozo con Jessica Vazques de Divino Dinero, aquí puedes ver el vídeo completo, “spoiler alert” a la mitad de la grabación empezó a temblar y ….
Te comparto el vídeo de la semana pasada donde platiqué de una forma de ir adentro e identificar que hay dentro.
"5 bloqueos que no te permiten reinventarte profesionalmente cuando estás por llegar a los 50"
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