Muchos años pensé que mi vida ideal sería viajando y que, si además me pagaban por ello, sería la vida perfecta, este año que he viajado tanto me descubrí cansada y desgastada de tanto vuelo, de dormir en camas que no eran la mía y de adaptarme a otras comidas.
Además, intentar compaginarlo con sesiones de Coaching remotas fue retador, no solo por la diferencia de horarios sino también por el nivel de energía que requiero poner en las sesiones, bajo esta experiencia me estoy cuestionando el modelo de vida que había imaginado e idealizado por mucho tiempo.
Durante mi trabajo corporativo pensaba que yo solo podría trabajar en una oficina con un horario fijo, que si me quedaba en casa me volvería loca, y no solo no me volví loca, estos meses que he pasado de sabático he disfrutado mucho estar lejos de una rutina, acomodando cada día a lo que viene, escribiendo y andando con calma.
Este año me inscribí a un taller de escritura, donde descubrí que me encanta escribir, que mis textos causan interés en mis compañeros y que puedo transmitir emociones con las palabras, me gusta tanto, que una vez que termine mi primer libro ya tengo la idea del siguiente.
La única forma de conocer todo esto fue viviéndolo, lo tuve que experimentar para descubrir que la idea que tenía era errada o desconocida, por lo que ahora me pregunto, ¿cuántos sueños más ando persiguiendo sin saber si es lo que quiero? y ¿de cuantas experiencias me estoy perdiendo porque las considero descabelladas o no están en mi radar?.
Con los años me encasillé en las mismas actividades haciendo mi vida un tanto predecible y hasta aburrida, aventurarme a estudiar Coaching me empezó a abrir panorama y ampliar posibilidades.
Dicen que caminos distintos llevan a lugares distintos y agrego que para ello hay que caminarlos para conocer si te gusta, en la entrevista que tuve con mi buen amigo Arthur me decía que finalizando su década de los cincuentas de lo que más ha aprendido es de probar clases de distintas cosas, meditación, fotografía, karate y que si no le gusta, al menos ya lo sabe con certeza.
Así que he decidido experimentar más y hablar menos, me parece además como una forma de envejecer renovada y manteniéndome activa, física y mentalmente, lo que me ayudará a afinar los sueños y metas que me planteo.
¿Y si experimentas?
¿Y si…sí?
"5 bloqueos que no te permiten reinventarte profesionalmente cuando estás por llegar a los 50"
Descarga el e-book