La presión por ser feliz es abrumadora. Se nos ha impuesto la obligación de ser feliz. Y a veces, en la búsqueda de esta, lo único que conseguimos es infelicidad.

El pasado 20 de marzo se celebró el día Internacional de la felicidad. Esta celebración, establecida en 2013, tiene la noble tarea de poner en el mapa de los gobiernos este factor como parte del bienestar de las personas. Sin embargo, la misma ha venido a sumar una imposición más a nuestras vidas. La presión por ser feliz es abrumadora. Se nos ha impuesto la obligación de ser feliz. Y a veces, en la búsqueda de esta, lo único que conseguimos es infelicidad.
Una obligación más. Un elemento más en nuestra lista de tareas. Algo más que tenemos que conseguir. Cuando de por sí ya ni nos alcanzaba el tiempo (y la vida) y en el que para fortuna de nosotros existe toda una industria que nos muestra el camino para llegar a ella. (léase el tono de ironía)
¿Es nuestra culpa?
Por desgracia para nosotros, con toda la información que existe, si no conseguimos ser felices es nuestra culpa. Es un indicio de que algo no estamos haciendo bien, de que nos falta voluntad o que no nos esforzamos lo suficiente. Todo esto me suena tan parecido a la industria de las dietas que la comparación me resulta obligada.
Porque basta que un día andes conectando con las emociones, mal llamadas, negativas para que abras tus redes sociales y te sientas mal por sentirte mal ante la felicidad de todos tus conocidos y celebridades. Si tan solo leyeras el nuevo libro o tomarás el taller con las técnicas de moda conectarías de inmediato con la felicidad. (nuevamente ironía).
Confieso que me asusta un poco la radicalización de la felicidad. Se asume que si no eres feliz seguro entonces es porque estas sufriendo. Cuando estos son los dos extremos y como todo en la vida lo que aplica sería un justo medio. Porque seamos realistas, quién puede ser feliz todo el tiempo.
Menos en esta época de pandemia. Donde por cierto apenas estábamos viendo de que iba la situación cuando ya nos estaban presionando y apresurando a verle el lado positivo al confinamiento. Orillándonos a dejar pasar la ruleta de emociones que estábamos experimentando. Con justa razón. Aún en esos tiempos la presión por ser feliz fue abrumadora.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, esta obligación la hemos extendido a la pareja, familia y amigos. En algún momento llegamos a la conclusión de que las relaciones que tenemos son para que nos hagan felices. Una responsabilidad que compartimos y en algunos casos extremos hasta se la cedemos en su totalidad al otro. Al grado de que si no nos hacen felices nos sentimos con el derecho de reclamarles.
¿Qué es la felicidad?
Según Wikipedia “La felicidad es una emoción que se produce en un ser consciente cuando logra o alguien da cuyo sentimiento como cosquillas o llegar a un momento de conformación”. Si tú entiendes algo de esta definición por favor explícamela 😲 .
Existen muchas definiciones y tratados al respecto. De todos ellos lo único que se puede concluir es que hay algunos elementos comunes pero al final la felicidad es subjetiva. A lo que yo le sumo que a cada uno de nosotros nos toca investigar y probar. Y que para construir nuestra propia definición hay que considerar nuestros valores personales. En mi caso la felicidad tiene un gran componente de estar en paz y sentirme a gusto conmigo.

Te recomiendo este documental del 2011 “Happy” que muestra las distintas definiciones de felicidad a lo largo del mundo.
Algo que si ha quedado claro es que la felicidad no se alcanza solo por tener posesiones materiales, claro que ayuda pero no garantiza. En los años más recientes hemos sabido de famosos con grandes fortunas que optaron por escapar de este plano. En mi caso, en algún momento de mi vida, a pesar de contar con dinero suficiente me sentía infeliz. Aquí te conté un poco de ello El viaje interior.
Además, ¿cómo es que se expresa la felicidad? Tenemos la idea equivocada que esta significa estar sonriendo o de buenas. Que si pensamos o decretamos que todo está bien estamos siendo felices cuando en el fondo no lo sabemos. Además, esto suena un poco a negación de la realidad.
¿Y entonces?
No te confundas, este post no es esta una invitación a cerrarte a la búsqueda de la felicidad. Es una invitación a observar si no te estás obligando a alcanzarla. Si estas sintiendo que la presión por ser feliz te abruma. Si no es que te estas dejando llevar por el entorno y de paso haciéndote presa de la comparación. Pero sobre todo a identificar si no te estas sintiendo culpable por no ser feliz.
A mi entender la búsqueda de la felicidad tendría que ser algo gozoso y no tortuoso. No me hace sentido que caigamos en la contradicción de que en la búsqueda de esta lo único que conseguimos sea la infelicidad.
¿Y si experimentas tu propia felicidad?
¿Y si…sí?

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