
He tenido muchos aprendizajes en el confinamiento. De ellos el más valioso ha sido el vivir en el aquí y ahora. Estar en presencia de mí para no perderme de mi vida.
Estoy segura de que no es la primera vez que escuchas la frase que nos invita a vivir en el aquí y ahora. Yo por años la había visto y compartido. En algunos momentos hasta alcancé a medio ponerla en práctica, pero hasta en los últimos meses fue que logré integrarla a mi vida.
Para marzo de 2020 el confinamiento ya era generalizado en la mayor parte del mundo. En esas fechas el miedo, la incertidumbre y el enojo nos dominaban, solo la ilusión de que esto sería pasajero nos permitía intentar ponerle buena cara a lo que experimentábamos. Cómo muchos me aferré a la idea de lo transitorio de la situación, serán unas semanas, a lo más unos meses. Seguro cuanto me dé cuenta ya estaré de vuelta en mi vida normal.
No lo vi venir a pesar de las contundentes noticias que llegaban de Asia. Quizá por incredulidad, miedo o negación. Recuerdo que todavía en febrero me entró la cosquillita viajera y estuve a punto de anotarme en un programa de un mes en Bali, hasta busqué vuelos que no hicieron conexión en los países en los que el virus era ya una realidad. Ingenuidad le llaman.
Me agarró desprevenida, a pesar de que ya trabajaba desde casa, salía poco y el zoom era parte de mi cotidianidad. Al principio como muchos bromee que yo ya vivía en confinamiento y tenía practica en ello, pero no. Nadie estaba preparado para lo que se convirtió en una carrera de resistencia y que nos dejará huellas para siempre.
No sabemos cuánto más durará esto, si es que alguna vez termina. De momento las únicas certezas que tenemos es que nuestra vida nunca volverá a ser igual y que algunas de las cosas que hemos aprendido serán fundamentales para los tiempos futuros. En mi caso, y seguro el de muchos más, lo que aprendí no fueron cosas nuevas. Ya había escuchado de ellas, pero solo al ponerlas en práctica, en consciencia y presencia, las hice mías. Algunas de ellas tienen algo en común.
- El cambio es inevitable. Por más que nos aferremos todo cambia. Yo era de las aferradas. Tenía rutinas que había mantenido por años, lo más que toleraba era viajar por un par de semanas sabiendo que al final regresaría a lo mismo. Aquí te conté de ello La certeza de la rutina. Ahora en presencia de mi estoy desarrollando las habilidades necesarias para sortear lo mejor posible cada cambio que se presente.
- Vivir cada día como si fuera el último. Este es el que más suena a frase motivacional, pero la pandemia evidenció lo relevante de que mi trabajo me apasionara. Lo ilógico de estar con personas que no me sumaban o no estaban interesados en tener relaciones recíprocas y nutritivas. La relevancia de cultivar los afectos cercanos ante la posibilidad de ver partir a un ser querido sin que pudiera despedirme de él y decirle te quiero. Nuestra existencia transcurre día a día y en cada uno hay que estar presentes para no perdernos de nuestra propia vida.
- La vida nunca se pone en pausa. Ni con pandemia. Eso de postergar para cuando sean las condiciones adecuadas ya no parece una buena idea. Puede que las circunstancias se pongan mejor, pero también se pueden poner peor. Ya lo vimos. A mi ritmo y a mi tiempo, porque también hubo que dar espacio para procesar lo que pasa, continúe con mi emprendimiento, me publicaron un fragmento de mi novela y hasta hice un serial de vídeos “El Gozo en tiempos adversos”. Ante la vorágine concentrarme en vivir el aquí y ahora me ha permitido salir adelante.
- Nunca sabrás de lo que eres capaz hasta que lo intentas. Por supuesto que la pandemia no nos dejó opción. En ocasiones sentí como si diera pasos de bebe. Lograr hacerme cargo de mí, limpiar mi casa, preparar mis alimentos, disminuir mi tiempo en redes sociales, apagar Netflix hasta aprender a vivir sin el contacto humano cotidiano. Pequeñas victorias que me preparan para las grandes batallas.
La lista es más larga y por semanas creció a pasos agigantados. Estoy segura de que tú también tienes tu lista de aprendizajes en la que algunos te serán más valiosos que otros. Estoy convencida que algo bueno tenemos que sacar de todo lo que hemos estado viviendo.
En mi caso el aprendizaje más valioso a lo largo de todo este tiempo de confinamiento ha sido que el aquí y ahora ya no suena como una frase motivacional o algo que solo algunos quieran alcanzar. Hoy me significa una forma de vida en la que estoy en presencia de mí, sin perderme de mi vida y que quiero aplicarlo hasta mi último respiro.
¿Y si estás en presencia de ti?
¿Y si…sí?

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