Aprender a estar solo

Aprender a estar solo

No todos saben disfrutar de su compañía. Ante la mala fama de la soledad la hiperconexión virtual hacen poco atractivo aprender a estar solo.

En la cena de Navidad saqué la vajilla que me heredó mi abuela. Descorché un vino que había comprado especial para la ocasión y serví con elegancia los 5 tiempos del menú de la noche. Ataviada con un bonito vestido me senté a cenar sola. Para el fin de año me enfundé en mi pijama favorita. Me serví un baileys en las rocas y al son de las campanadas me comí las doce uvas que marca la tradición. En cuanto terminé de comérmelas apagué la luz y me quedé dormida. Ambos días disfruté mi compañía. No se da de forma natural, es un proceso aprender a estar solo.

Si estas escenas fueran de una película de Hollywood se ambientarían con música triste. Sería el momento de mostrar cuando la protagonista toca fondo. Para luego lanzarse a la búsqueda de una pareja con la que pueda vivir el “felices para siempre”.

Por el contrario, en mi caso, además de haber música muy alegre, me sentía muy contenta de estar celebrando estas fechas conmigo. Acorde con los tiempos de pandemia me quedé en casa. Lo que en otro tiempo hubiera sido motivo de sufrimiento, llanto y desolación, ahora fue una gran celebración.

La soledad tiene mala fama.

Entre otras cosas se le asocia con tristeza y como algo que pasa por no tener otras opciones, porque no te quedó de otra. Curioso, ya que ni estas solo, estás contigo, y es una maravillosa oportunidad para disfrutarte.

Claro que para llegar a ello hay que aprender a estar solo. En realidad la desolación aparece cuando no disfrutas tu compañía y se puede sentir incluso estando con otros. Durante mi niñez la sentí muy seguido. Se me manifestaba como un vació en la panza que buscaba llenar con comida o refrescos y eso que estaba rodeada de mis papás, hermanas y abuelos.

De adulta esa sensación me siguió siendo frecuente. Por mucho tiempo la intenté acallar con atracones de comida. Nadie quiere estar con alguien que no le gusta o le cae mal y eso era lo que me pasaba a mí. El ruido interno era tal que me afané en anularlo.

Hasta que aprendí a estar sola. ¿cómo lo hice? Mira te puedo dar varias recomendaciones o fórmulas pero si te echas un ojo en Google encontrarás 297,000,000 resultados. Estoy segura de que la mayoría funcionan. Ahora que si quieres que esto sea un aprendizaje sostenido en el tiempo hasta llegar a disfrutarte hay que trabajar en la relación contigo.

Hay que echarse un clavado para descubrirse.

Conocerse y gustarse y eso lleva tiempo. A veces hasta resulta doloroso. Eso sí, te garantizo que el viaje interior es el más fascinante y que no hay mayor Gozo que estar contigo. Tarde pero tras un tiempo lo conseguí aquí te conté de ello link.

Los beneficios son tantos que te vuelves selectivo y no te rodeas de cualquiera. Encima la relación que tienes contigo marca la tónica de todas tus demás relaciones. Por fortuna ahora existe mucha información a un clic de distancia además de que se ha normalizado el tener un terapeuta o Coach. Ahora que estamos empezando un ciclo este puede ser un buen propósito de año nuevo: aprender a esta solo.

¿Y si aprendes a estar contigo?

¿Y si…sí?

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Author: Coach Adrix

Soy Coach Adrix, te acompaño a reinventarte profesionalmente y conectar con tu segundo aire profesional.

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